No es lo mismo
política que politiquería. De política habló Aristóteles en Grecia. De
politiquería estamos muriendo nosotros aquí. Tenemos un estado secuestrado por
las mafias politiqueras. Lo que aquí llaman política es una microempresa de
unos pocos, en función de más pocos. Hay unos gamonales que se reparten los
puestos con simetría clientelista porque sencillamente les parece que esto es
de ellos. Los partidos tradicionales no son ahora focos de ideología, sino simplemente
franquicias que se venden para dar avales a cuanto bellaco quiera mamar de la
teta pública.
Algunas veces, un
candidato independiente, que no hace parte de esas maquinarias tradicionales,
logra vencerlos, y, si soporta los embates que dan los derrotados para
empujarlos y volver a morder la teta, se
propician los pocos avances sociales que se han dado. Las pocas cosas que aquí
han surgido para ayudar a buen vivir a la gente, han sido por la independencia
que logra arrebatar momentáneamente el poder a los politiqueros. Así pasó en Bogotá
con Mockus, Peñalosa y Lucho y Petro, que lograron quitarle el poder a los
gamonales y gracias a ello la ciudad tuvo cierta clase de avance, que no la
hicieron un sitio digno, pero sí menos insoportable. Igual pasó en Medellín
con Sergio Fajardo y en unas pocas partes de la costa como Montería o Santa Marta.
Pero esa renovación
política que se dio gracias a la independencia, no se ha logrado regar hasta el
Valle del Cauca. Aquí las mafias de siempre, los politiqueros tradicionales se
han sabido asir más fuertemente al poder, y han urdido maniobras para patalear
y no ceder ante los aires de renovación. En el Valle del Cauca, nunca, durante
los veinte años de elección popular de alcaldes y gobernadores, nunca, ha triunfado un mandato ciudadano.
Nunca ha ganado el voto independiente y todos los gobernantes han sido elegidos
por la maquinaria y el voto amarrado a punta de trasteos, tamales y tarimas
para emborrachar a la gente.
Sólo una vez hubo un
intento por arrebatar el poder a esas mafias de siempre. Un voto ciudadano se
impuso, un voto de opinión que eligió a Gustavo Álvarez Gardeazabal como
gobernador del Valle. Llegó solito, sin maquinarias, ni compromisos con los
ricos. Por eso quiso hacer lo que le dio la gana. Se fue a gobernar a Cali, con tulueños,
imponiendo un programa de gobierno inclinado a los más vulnerables. Democratizó
el presupuesto para la educación y la cultura; fortaleció las bibliotecas de
todos los municipios; creó el programa “mazos” para becar a los estudiantes de
provincia; duplicó recursos en asistencia alimentaria básica y trató de
recuperar territorios del departamento prohibidos para el Estado, por la
presencia de mafiosos o grupos armados. Fue la votación más alta en la historia
de elecciones populares hasta entonces.
¿Qué hicieron los
politiqueros del Valle? No iban a permitir un mandato ciudadano, mucho menos
impuesto por norteños. Le dieron un golpe, lo tumbaron y lo metieron preso en
un lío rarísimo de esculturas y narcos. Hasta ahí llegó el último intento de
hacerse a un mandato independiente.
Por eso hoy día el
Valle no tiene la renovación política de otras regiones. Por eso su crisis de
liderazgo. Líderes jóvenes e independientes no hay. Aquí los dos políticos más
importantes de la región son dos dinosaurios, dos mercenarios reconocidos por
su voltearepismo y su carencia de escrúpulos para cambiar de bando. Dos
muestras despreciables de que la política se puede hacer sin idearios, y
limitándose a ondear al ritmo del mejor postor.
Esos dos son,
Angelino Garzón y Roy Barreras. Angelino es una prostituta política que ha
mostrado que puede alquilar su conciencia a quien mejor le pague. Posa de representante
de las clases populares, y su vida misma es testimonio de ser el esbirro que
limpia el saco de cualquiera que lo pueda comprar por un plato de lentejas. Por
eso ha sido, militante de la unión patriótica, partido de izquierda, y después ministro pastranista, después gobernador polista, después diplomático
uribista, después videpresidente santista, y ahora, que el uribismo le cerró la
puertas, y que se agarró a la vicepresidencia a pesar de estar enfermo y no
trabajar la mitad de su mandato, otra vez quiere más puestos, dizque apoyado
por el partido de la U.
Roy Barreras es un
mercenario más astuto, gestor de que la lagartería sin escrúpulos debe primar,
y que los puestos pueden hacer que un buñuelo se voltee las veces que sea. Fue a
su tiempo, galanista -que pedía guerra contra los narcos- después uribista pura
sangre –que negociaba con los narcos y pedía bala para la guerrilla, mientras
besaba la mano de Alvarito- y ahora es santista
pura sangre –que pide palomas de la paz para los subversivos y despotrica de
Uribe-. Es amo y señor de varios presupuestos públicos y ha desangrado el Valle
del Cauca a punta de dominar con politiquería Caprecom y la Unidad de Estupefacientes,
por ejemplo.
Esos son los dos
líderes más representativos del Valle, los que han llegado más lejos desde los
tiempos de Sanclemente, el último
presidente natural de estas tierras, entrando el siglo 20. Dos parásitos de los
puestos públicos que toda su vida se han mostrado como grandes travestis de la
política siempre dispuestos a ponerse al servicio del que mejor les pague.
Y lo que es en política
en el Valle del Cauca, lo es en pequeño, y en reflejo a escala, el municipio de
Roldanillo. Este pueblo es la muestra en micro de la podredumbre que es el Valle
en macro. Aquí también gravita un nido de inmundicias que pretende ser
gobernado por un enjambre de rameras políticas.
Por eso soy un “ningunista”
para estas elecciones a alcalde. Porque sus candidatos todos, son la viva
muestra de la gazmoña y el hampa que se tomó la política local. La mafia y la
maquinaria que entiende la política como un juego de intereses donde los
gamonales pagan para llegar al poder, y después cobran. Por eso ahora mismo en
Roldanillo no hay elecciones, sino solo una puja; una puja donde gana el que
más pueda gastar. El que paga para llegar, llega para pagar. Y así está pasando
aquí. Se están repartiendo lo público para pagar todos los favores de los
particulares que quieren empotrar a alguno de estos travestis políticos en la
alcaldía.
Basta mirar sus
candidatos y hacer un mero sondeo de memoria. En primer lugar tenemos al señor
Jaime Ríos, que ya ha intentado dos veces ser alcalde. Que era conservador pero
ahora se lanza por la ASI –el travestismo presente- que fue administrador del Hospital
local y por tanto, corresponsable del desastre que hoy día es la atención en
salud en el municipio. Que saqueó ese institución de salud hasta dejarla como
quedó, sin empacho y haciendo ridículos monumentales para despistar pendejos y
abrir el grifo del presupuesto público. Como por ejemplo, para recodarle sólo
uno, la famosa sala de cuidados intensivos que se abrió cuando él disponía ahí
en ese hospital, y que no duró ni 6 meses, para tener que cerrarse y desviar
los millonarios recursos que se invirtieron y que terminaron en algún saco
roto. Es un lagarto tradicional, que conoce las ramplonerías de la politiquería
desde hace mucho tiempo, y que quiere aferrarse al poder en nombre de esas
prácticas rancias de los que piensan que el bien público es la suma de los
males privados. Si él es la renovación y el cambio de la política tradicional
en el pueblo, entonces Roldanillo no está atrasado 200 años en la historia,
sino quizás todo un período jurásico, porque esta figura es un fósil, fiel
exponente de las razones que hundieron al Valle del Cauca.
El otro en la lista
es Henry Arcila. Conservador. El partido más nocivo en la historia de Colombia.
Responsable de las 23 guerras civiles del siglo 19, de la de los mil días del
siglo 20, y de los 300 mil campesinos muertos a machete en la época que ahora le
llaman La Violencia de mitad de siglo. Responsable del bombardeo a Marquetalia
que convirtió a unos campesinos defendiéndose en lo que después sería esta guerrilla y sus crímenes.
Arcila es lagarto de
especie nativa que ha sabido escalar hasta ser secretario departamental y representante
a la Cámara. Tapando escándalos en el camino, como por ejemplo, para recordarle
sólo uno, el contrato millonario que fraccionó siendo secretario en la gobernación
del Valle, para partirlo en varios contraticos y quedarse con la plata de la
educación de los más pobres.
Una canallada por la
que la Procuraduría, en primera instancia lo condenó a varios años de inhabilidad,
pero que, misteriosamente, en segunda instancia, después, -por obra y gracia
del espíritu nauseabundo que hoy día corre en la Procuraduría- se la bajaron a
meses. Lo que dejó al final, que por los más de tres mil millones que se iban a
perder en esos contratos, se bajó la sanción inicial de quince años, a cuatro
meses. Cuatros meses fue lo que pagó el señor Arcila! En vez de castigo lo que terminó
teniendo fue unas merecidas vacaciones.
Sin embargo, y a
pesar de su prontuario, y de llevar años y años en la práctica de la politiquería
rancia tradicional, ahora dizque es el cambio, el hombre de las ideas nuevas
que va a sacar a Roldanillo del mismo atolladero en que él y su partido lo
metieron. Es hijo de un gamonal político que también fue burgomaestre, y por
ese atavismo que los políticos aquí tienen, cree que tiene el derecho divino a
heredar ese trono, con las mismas prácticas ramplonas de su progenitor.
Hablando de príncipes
herederos de la gazmoñería. Ahí tenemos al otro candidato delfín, pichón de
buitre. El señor Escarria, hijo también de un ex alcalde, y de filiación
conservadora a pesar de que ahora, por arte y magia del travestismo, se puso el
taparrabos para posar de indígena y lanzarse por MAIS.
Fue funcionario de
esta administración, en su área más polémica y desastrosa. La infraestructura.
Por tanto, culpable y cómplice del exabrupto de los puentes. La obra más
ridícula y la peor sinvergüenzada en temas de dineros públicos que ha tenido
que ver el pueblo. Con unas obras que llevan dos alcaldías, y que no se han
podido terminar adecuadamente, dejando a su paso millones de plata pública mal
invertida y derramada por el sifón de la corrupción. ni que hablar de la segunda reforma que testarudamente se empeñaron en hacer, al ya reformado parque principal. El cemento para tapar los estraperlos. Ya se enteró él para qué
sirve la infraestructura, para los contraticos que dejan una obra mal hecha y
cara donde todos ganan menos la gente.
Por último, en la
lista de especímenes, tenemos a las dos candidatas de la continuidad. Las que prometen
seguir con las políticas de esta actual y nefasta administración que dejó a
Roldanillo entregado al crimen –el económico de los pequeños ladrones, y al
clientelista, de las grandes ratas de corbata-, endeudado y con sus principales
entidades en salud y educación, quebradas, mientras se gastan millones en arreglar un parque ya arreglado hace apenas dos alcaldes.
Ellas son dos mujeres
tan anodinas que no merecen ni nombrarse, y que prometen
fidelidad a continuar las políticas de este alcalde. Tanta o más fidelidad que
la que le guardaron en su hogar. Pues el único mérito con el que se pretenden
postular las dos es el haber compartido catre con el actual alcalde. No hay más
para destacar en su trayectoria, sino la eterna sumisión que busca la bendición
del actual alcalde para que les preste la chequera del municipio y por la vía
de repartir asistencias con plata pública se puedan asegurar el puesto que
invierta los papeles y lo vuelva a él primer damo.
Ambas avaladas por partidos
tradicionales como Cambio radical y el partido de la U. Expertos en dar avales
a quien lo necesite, desde parapolíticos, narcos, hasta amantes fieles. Ambas
pregonan abiertamente su amistad cercana con los reyes del travestismo como Roy
Barreras o Diliam Francisca, quien se va a pasar más tiempo en la Fiscalía, que
gobernando.
Con semejante nómina
de candidatos. La conclusión es sólo una. En Roldanillo estamos eligiendo al
mismo, con varias caras. No son varios candidatos porque encarnan la misma maldición.
La de la politiquería tradicional, la de la derecha pura y dura que nunca ha
entregado el poder porque piensa que es suyo, gobernando para pagar favores
privados y hacerse millonarios. Son lo más rancio de la política local. Son
parte de las mismas heces y lo único que se va a elegir en las próximas
elecciones, es el turno en el que los buitres van a llegar a repartirse las
vísceras, que es lo único que queda hoy día del Valle del Cauca y lo único que
dejaron de Roldanillo después de años de saquearle su vida. No contentos con
eso, no contentos con haber ya desangrado al pueblo, ahora pelean por repartirse
su cadáver. Dan asco, y los que voten como borregos, esperando favores y puestos
y parte del muerto, pasan a ser cómplices. Abogo por el voto en blanco.
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