EL INMINENTE FRAUDE EN LAS ELECCIONES DE GIRARDOTA.

Algo muy grave se puede estar gestando en Girardota. A menos que algo extraordinario ocurra, el riesgo de fraude en las próximas elecciones es infranqueable. A las denuncias ya vistas, sobre campañas y publicidad extemporánea, y el posible uso de recursos públicos para favorecer al candidato oficialista, Vladimir Jaramillo, se viene a sumar ahora algo adicional mucho más delicado, que involucra a la autoridad electoral.

Hasta hace un par de meses, en Girardota el registrador municipal era Juan Carlos Gómez Valencia, un joven abogado oriundo de Itagüí, que se desempeñó en ese cargo cerca de año y medio. Durante su tiempo de labores estuvo al frente de organizar 4 elecciones en el municipio. Las de congreso, las presidenciales en primera y segunda vuelta, y las de consultas internas de este año.  Nunca hubo quejas ni denuncias a su labor. Las elecciones que organizó se realizaron sin mayores contratiempos y su trabajo fue pulcro, lo suficiente para nunca tener investigaciones disciplinarias de ninguna clase.

El registrador Gómez también fue comisionado, desde Bogotá, por el Consejo Nacional Electoral, para recaudar las pruebas y tomar los descargos y testimonios en la investigación que este órgano adelanta en contra del candidato Vladimir Jaramillo, por realizar publicidad política antes del tiempo autorizado.

Sin embargo, después de haber realizado los actos encargados dentro de la investigación y haber  recaudado las pruebas, y antes de que el asunto se fallara, y a dos meses de las alecciones locales, en una decisión sorpresiva, Juan Carlos Gómez fue removido de su cargo como registrador.

Es posible que en esa clase de puestos surjan traslados y los registradores se muevan de sus sitios de trabajo de vez en cuando. Pero no deja de ser atípico que ese traslado se dé justo antes de unas elecciones locales, más a una persona que ha tenido un buen desempeño en elecciones pasadas.

Pero aún más extraño es que, junto con el registrador, también movieran a la planta de personal. Pues fue trasladada igualmente su auxiliar, Eliana Osorno. Que cambien al registrador, puede pasar. Pero que cambien también al personal operativo en una registraduría es algo absolutamente inusual y sospechoso, pues esos empleados gozan de más estabilidad y genera mucho más traumatismo laboral su traslado.

Sin embargo esta vez ocurrió. En últimas, antes de las elecciones, y antes del fallo que investiga al candidato oficialista, se removió el personal de primera línea de la Registraduría. ¿Cuáles pueden ser las razones de este traslado, y quien puede estar detrás?

Varias fuentes del interior de la Registraduría consultadas, y quienes me pidieron  su reserva de identidad, por las posibles retaliaciones que se puedan tomar contra ellos, confirmaron que el actual alcalde de Girardota, Fernando Ortiz, presionó y movió sus fichas políticas para que el registrador fuera removido desde Bogotá.

Aseguraron que hubo roces entre el registrador y el alcalde por solicitudes que este le hiciera, y a las que aquel se negó. No ahondan en detalles sobre qué clase de solicitudes fueron, pero tratándose de tiempo electoral, no será difícil suponer.

El alcalde Ortiz, en varias ocasiones manifestó su inconformidad con el registrador Gómez, y llegó a intentar propiciar investigaciones disciplinarias en su contra.  Ninguna prosperó. Y ante esto,  habría utilizado favores políticos para que dicho registrador fuera trasladado.

El señor Gómez, después de año y medio en el cargo, y  toda una carrera como funcionario público en Medellín y el área metropolitana, fue removido y trasladado a un lugar remoto. A Aguadas, Caldas. Igual pasó con su auxiliar Eliana Osorno, a quien intentaron trasladar hasta Turbo Antioquia. Lo que permite conjeturar aún más que se trató de un castigo por ir en contravía de algún interés poderoso. Los necesitaban lejos, para que pagaran caro su trasparencia y desobediencia.

Se intentó consultar al ahora ex registrador, pero aseguró, desde Aguadas, Caldas, que no puede dar declaraciones pues desde la registraduría se le impide hacerlo, dado su cargo. Está atado entonces para dar su versión de los hechos.

La campana del doctor Vladimir Jaramillo, tampoco se pronuncia pues tienen un obstinado hábito de no responder las preguntas incómodas y evitar dar explicaciones a sus conductas non santas.

El nuevo Registrador, es cercano al partido de la U, partido que está en la coalisión que apoya al candidato oficialista, Vladimir Jaramillo. No tiene ninguna clase de experiencia en cargo semejante, y aseguran las mismas fuentes, que su desempeño hasta ahora ha sido torpe.

Sin embargo, al parecer eso no ha sido obstáculo para que ya empiece a hacer de las suyas. Pues dentro de los jurados de votación  para estas próximas elecciones locales en Girardota, eligió a más de cien personas que fueron contratistas con esta administración. Contratistas que su vez, apoyan abiertamente a Vladimir Jaramillo. Algunos de ellos, incluso, han participado con él en actos públicos. Esos contratistas, que quieren seguir mamando de la teta pública, serán los que vigilen la trasparencia y el conteo de votos.

El asunto es grave. Las medidas para ganar parecen ser ahora desesperadas. Y puede estar orquestado ya un plan B, en caso de que esa victoria no se consiga por la vía legal, con los votos, para entonces ganar la alcaldía en los escritorios cuando no lo logren en las urnas.

Se quieren robar estas elecciones. Y esto no lo afirma un pasquín anónimo. Lo afirma este suscrito, que está dispuesto a responder por lo dicho ante cualquier autoridad. La denuncia respectiva ya se presentó. Ahora sólo queda la denuncia social, para que sea el ciudadano quien en últimas, decida si hacer parte o no de la olla podrida que se está cocinando.